Todo lo que necesitas saber
Las válvulas del motor son elementos metálicos que permiten la entrada de la mezcla de combustible/aire y la salida de los gases de la combustión. Son elementos imprescindibles para el funcionamiento del motor. Están formadas por una parte alargada (espiga, vástago) y por otra parte plana (plato o cabeza). Su parte alargada está situada en la culata, apoyadas en el árbol de levas, como ya vimos en el capítulo anterior. La cabeza de la válvula está situada en el cilindro. Hay de dos tipos de válvulas: Las de admisión (más grandes) y las válvulas de escape. La razón de que tengan tamaños diferentes se debe a la presión diferente que soportan. Las válvulas de admisión soportan una presión similar a la atmosfera, lo que favorece su mayor tamaño. Las válvulas de escape tienen una mayor presión, no necesitan ser tan grandes, pero si más resistentes. Existen diferencias entre los materiales del que están hechas, al tener que soportar diferentes temperaturas. Mientras que las válvulas de admisión soportan unos 200 grados centígrados, las de escape sufren temperaturas de 700 grados centígrados.
¿Que problemas tienen?
Guías de válvulas
La guía de válvula es responsable de servir de alineación para el movimiento axial de las válvulas, que controlan la entrada y la salida de combustibles en la cámara de combustión. Un movimiento de extrema frecuencia – en algunos motores puede sobrepasar 50 veces por segundo en cada válvula.
Esta pieza es, básicamente, un cilindro hueco totalmente concéntrico y hecho de aleaciones especiales de hierro o bronce. Asegura que las barras no salgan de control, incluso durante los picos de aceleración del motor, manteniendo siempre la alineación correcta del conjunto que reúne la válvula, el asiento y la guía. Además, también tiene la función de disipar el calor generado por la fricción con la barra de válvula, soportando incluso los esfuerzos de la fricción lateral que el movimiento de las válvulas genera.