Aceites para motor y filtros
Todo lo que necesitas saber
- Aceites minerales: es el tipo de aceite más primigenio. Se obtiene directamente de la destilación del petróleo. Es un aceite inestable ante los cambios de temperatura que se caracteriza por disponer de índices de viscosidad amplios.
- Aceites sintéticos: se sintetizan mezclando diferentes productos como el etileno y otros derivados del petróleo. Su índice de viscosidad es más elevado que el de los aceites minerales resistiendo mejor ante los cambios de temperatura. Ofrecen un mejor comportamiento ante los procesos de oxidación y evaporación.
- Aceites semi-sintéticos: son el resultado de combinar las dos opciones anteriores. Habitualmente cuenta con una proporción de entre el 60% y el 80% en aceite mineral con un restante de aceite sintético.
Filtros de aceite
El filtro de aceite, es un elemento vital para el buen funcionamiento de un motor y, sobre todo, para que este nos dure muchos años en buenas condiciones, evitando averías innecesarias o desgaste prematuro. Además, el coste de sustitución del filtro de aceite no es alto, por lo que merece la pena insistir en su buen estado.
Como ya hemos avanzado, el filtro de aceite cumple la función de proteger el lubricante de impurezas antes de iniciar el recorrido por el circuito de engrase del motor. Esto es importante porque, a consecuencia del rozamiento de los elementos mecánicos del mismo, se desprenden virutas metálicas que, de permanecer en el lubricante, acabarían provocando un desgaste superior y una posterior avería. Esto es especialmente delicado en cojinetes, rodamientos y pistones. Si además el filtro de aceite termina obstruyéndose por acción de las impurezas, ello puede acabar provocando el sobrecalentamiento y gripado del motor ante la imposibilidad de que este se lubrique adecuadamente.
Por todo ello es importante sustituir el filtro cada vez que realizamos un cambio de aceite o cuando el programa de mantenimiento del fabricante lo indica. Cuando está en buenas condiciones, el filtro de aceite retiene un 95% de partículas, pese a que su espesor es hasta seis veces inferior al de un cabello humano. De hecho, los filtros evitan residuos de espesores de entre 10 y 40 micras, mientras que un cabello humano tiene un espesor aproximado de 60.